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La resiliencia es uno de esos términos que esta de moda y que muchos hemos decido incluir en nuestro vocabulario. Esto permite que el concepto este vivo y se pueda presentar con facilidad en nuestra forma de procesar la información que recibimos cada día; pero debemos ser conscientes, que también tiene el riesgo de convertirse en un concepto manido y difuso para nuestra comprensión y por tanto para la posibilidad de trabajar con ella y utilizarla a nuestro favor.

La resiliencia es la capacidad de superar psicológica y emocionalmente esos momentos de nuestra vida que implican un reto emocional, o un reto la narrativa de nuestra historia personal. Entre ellas se puede encontrar la ruptura de una relación de pareja, la muerte de un familiar o haber sido víctima de un abuso. En ocasiones me encuentro a pacientes que parecen tener claro la definición del concepto resiliencia, pero la perspectiva que adoptan esta relacionada con la resiliencia como virtud, como si ella estuviese determinada desde el día de nuestro nacimiento por nuestros genes o por el contexto cultural en el que hemos nacido, y la resiliencia, si bien implica dichas variables, deja lugar a un espacio de aprendizaje y desarrollo que hace de esta una virtud que todos y cada uno de nosotros poseemos, la capacidad de desarrollarla y hacerla crecer.

El concepto resiliencia es desarrollado por el neurólogo Boris Cyrulnik. Cuando miramos a su autor y su historia personal de frente, podemos entender el motivo que le llevo a poder entender y desarrollar un concepto como el de resiliencia. Boris Cyrulmik es un judío francés que durante la ocupación nazi de niño fue entregado a un orfanato y se vio obligado a pasar por diferentes situaciones que hicieron peligrar su vida y la de quienes lo protegían, para una vez finalizada la guerra, encontrar a sus padres muertos y ser acogido por su tia.

Hablamos de la vida Boris Cyrulnik porque la resiliencia solamente es posible en aquellas personas que han vivido una serie de situaciones que permitan el desarrollo de la misma. Nuestro sistema nervioso, de la misma forma que necesita el deporte para desarrollar la musculatura y la capacidad cardio-respiratoria y así aumentar su capacidad de esfuerzo y resistencia, necesita también exponerse a retos emocionales y psicológicos que posibiliten el desarrollar la neuroquímica y redes neuronales que permitan la resiliencia emocional y psicológica.

Con esto no quiero decir que todos debamos exponernos a las situaciones mas temibles y desagradables posibles, pero cuando la vida nos obligue a enfrentarnos a ellas, seamos conscientes que aquellos a los que vemos y hemos señalado como resilientes, es por que posiblemente ya han pasado por eso mismo que estamos pasando nosotros ahora mismo.

Así que si bien es importante crear una vida con aquellas situaciones y momentos que nos traen momentos de felicidad, el sistema homeostático de nuestro cerebro necesita de esos otros momentos que nos permiten desarrollar, junto con la resiliencia, la capacidad de valorar los momentos de felicidad.

Porque debemos recordar que si no desarrollarnos la resiliencia, aun viviendo en una utópica vida donde nunca nos encontrásemos con el sufrimiento, nuestro cerebro perdería la capacidad diferenciar el bienestar del malestar, caeríamos en la incapacidad de disfrutar el regalo de cada día y nos sumiríamos en la mas grande de las desidias (Algo que ya vemos en muchos de nuestros niños cuando rodeados de juegues y posibilidades nos dicen me aburro)

Desarrollando la Resiliencia

La resiliencia no es un rasgo fijo o innato, sino una habilidad que se puede desarrollar y fortalecer a lo largo del tiempo. Aquí hay algunas estrategias efectivas para cultivar la resiliencia:

  1. Fomentar la autoconciencia: Conocerte a ti mismo, tus fortalezas, debilidades y valores, es fundamental para desarrollar la resiliencia. La autoconciencia te permite identificar tus reacciones emocionales y cognitivas ante el estrés, lo que te permite gestionarlas de manera más efectiva.
  2. Cultivar el optimismo: Mantener una actitud optimista y positiva frente a los desafíos puede aumentar tu capacidad para enfrentar la adversidad. Trabaja en cambiar patrones de pensamiento negativos por pensamientos más realistas y constructivos.
  3. Buscar apoyo social: Contar con una red de apoyo fuerte y solidaria puede ser fundamental para desarrollar la resiliencia. Busca el apoyo de amigos, familiares, compañeros de trabajo o profesionales de la salud mental cuando enfrentes dificultades.
  4. Desarrollar habilidades de afrontamiento: Aprender a manejar el estrés de manera efectiva es clave para desarrollar la resiliencia. Practica técnicas de relajación, como la respiración profunda o la meditación, y busca actividades que te ayuden a reducir el estrés, como el ejercicio físico o la escritura.
  5. Fomentar la flexibilidad: Ser flexible y adaptable en tu forma de pensar y actuar te permite ajustarte a nuevas situaciones y encontrar soluciones creativas a los problemas. Acepta que el cambio es inevitable y enfoca tu energía en encontrar soluciones en lugar de lamentarte por las dificultades.

Beneficios de Desarrollar la Resiliencia

Cultivar la resiliencia tiene una serie de beneficios significativos para el bienestar emocional y mental:

  1. Mayor bienestar emocional: Las personas resilientes tienden a experimentar niveles más bajos de estrés, ansiedad y depresión, y a tener una mayor satisfacción con la vida en general.
  2. Mejor capacidad de afrontamiento: La resiliencia te brinda las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de la vida de manera efectiva, lo que te permite superar obstáculos y recuperarte más rápidamente de las dificultades.
  3. Relaciones interpersonales más sólidas: Las personas resilientes tienden a tener relaciones interpersonales más sólidas y satisfactorias, ya que son capaces de brindar apoyo a los demás y recibirlo cuando lo necesitan.
  4. Mayor sentido de propósito y significado: La resiliencia te ayuda a encontrar significado y propósito en las experiencias difíciles, lo que te permite crecer y desarrollarte como persona.

Lo Importante en Momentos Difíciles

Cuando te enfrentas a situaciones difíciles que requieren desplegar tu resiliencia, es importante tener en mente algunos aspectos clave:

  1. Mantén una perspectiva a largo plazo: Recuerda que las dificultades son temporales y que puedes superarlas con el tiempo y el apoyo adecuado.
  2. Acepta tus emociones: Es natural sentirse abrumado, triste o frustrado frente a la adversidad. Permítete sentir esas emociones y busca formas saludables de expresarlas y gestionarlas.
  3. Aprende de la experiencia: Cada dificultad que enfrentas puede ser una oportunidad para aprender y crecer como persona. Reflexiona sobre lo que has aprendido de la experiencia y cómo puedes aplicarlo en el futuro.
  4. Busca apoyo cuando lo necesites: No tengas miedo de pedir ayuda cuando te sientas abrumado o necesites apoyo. Contar con una red de apoyo sólida puede marcar la diferencia en tu capacidad para superar los desafíos.

En resumen, desarrollar la resiliencia es fundamental para enfrentar los desafíos de la vida con confianza y fortaleza. Cultivar la autoconciencia, el optimismo, el apoyo social y las habilidades de afrontamiento puede ayudarte a superar las dificultades y crecer a partir de ellas. Recuerda que la resiliencia es una habilidad que se puede desarrollar a lo largo del tiempo, y que te brinda una base sólida para enfrentar los desafíos futuros con determinación y esperanza.

Con un sentido claro de la vida, de cualquier situación podemos obtener un aprendizaje para nuestro crecimiento personal, para la valoración de lo que nos rodea, y sobre todo para sentir que si bien ahora la emoción no es placentera, con la lluvia podremos hacer crecer las flores.

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